El edificio

La fachada del Palacio de Gaviria presenta un cuerpo bajo de aspecto almohadillado y las plantas siguientes están realizadas en ladrillo, destacando el piso principal por sus balcones rematados por sencillos frontones curvos.

La edificación está organizada en torno a dos patios y una imponente escalera balaustrada de mármol cuyo muro se halla engalanado por nichos de estatuas de corte clásico. Uno de los patios, conocido como Patio Andaluz, está claramente inspirado en el arte mudéjar andalusí.

En la parte pública -las áreas no destinadas al recogimiento familiar- pueden aún apreciarse los techos pintados en la época por Joaquín Espalter y Rull, un conocido pintor de la época, formado en España, Francia e Italia, y miembro del grupo de los nazarenos catalanes durante su estancia en Roma.

La capilla del Palacio es una de las salas más espectaculares: rematada con una cúpula oval con pechinas, el pasillo que da acceso a dicha sala ostenta una imagen del Santo Cristo de Lezo, unas de las pocas representaciones en las que esta figura religiosa aparece imberbe. En el techo de la escalinata de la capilla, destacan pinturas de inspiración mitológica con figuras que representan a dioses antiguos como Hermes y Atenea.

El salón de baile, llamado también salón de los espejos debido a los seis espejos que lucen en sus paredes, muestra frescos en el techo donde la reina Isabel II es ensalzada a partir de episodios de la época de los Reyes Católicos, en concreto, a través de escenas relacionadas con Isabel la Católica. En la misma sala están representadas las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), las cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza), además de la maternidad. Los lunetos, por su parte, están decorados con medallones polícromos que representan las efigies de personajes contemporáneos de los Reyes Católicos como el Cardenal Cisneros, Juan del Encina, Alonso de Covarrubias y Cristóbal Colón.

Las salas privadas, todas de menor tamaño, están adornadas con artesonados en madera, escudos heráldicos y distintas escenas del mundo taurino, un mundo con el que los primeros marqueses de Gaviria estuvieron muy relacionados.

El arquitecto Aníbal Álvarez (foto de archivo)